lunes, 22 de agosto de 2011

Nadie hablaba de peronismo - Por Julia Mengolini

Una joyita que salió publicada hace unos meses en Miradas al Sur y había guardado con el ánimo de publicar. Lo de pesca con mosca, puede interesarme...


Nadie hablaba de peronismo. Se hablaba de pesca con mosca y en el colegio, Perón había sido apenas un presidente algo autoritario. En la facultad, los grandes profesores de constitucional no daban cuenta de la Constitución del ’49 porque tampoco se hablaba de peronismo. Nuestro espíritu de combate nos llevó a militar en una agrupación independiente, de esas surgidas al calor del “que se vayan todos”, donde nadie hablaba de peronismo. Sí hablábamos de las injusticias, de la desigualdad, de la importancia del Derecho y de la política como herramientas de transformación. Pero nadie hablaba de peronismo.

Por lo bajo, algunos contaban las historias setentistas de sus viejos desaparecidos, otros que habían estado exiliados, resulta que todos eran peronistas, algunos ya lo sabían, otros sentíamos esa incomodidad adolescente de sospechar una identidad y no conocerla, eso de “no sé lo que quiero pero lo quiero ya”. Pero nadie hablaba de peronismo.

Hubo un tiempo en que los contestatarios nos encontrábamos molestos, desorientados, nos costaba asumir que había un gobierno que podía no molestarnos tanto, hasta agradar un poco, finalmente, apasionar. Ser oficialista para alguien que se considera a sí mismo contestatario es bastante traumático, sepan entender. Este nuevo gobierno al que nadie había votado porque nadie sabía ni dónde quedaba Santa Cruz, hizo realidad sueños que teníamos en el llano y era un gobierno peronista.

Así se reincorporó el peronismo al vocabulario juvenil, algo que formaba parte de una leyenda subterránea, de un museo de lo que este país había sido pero que carecía de legitimidad. Se podía ser joven, seguir siendo rebelde y ser peronista sin tener que dar cuenta del menemismo ni de la Triple A. Era cuestión de que alguien se pusiera a hablar de peronismo y se pusiera a hacer peronismo. Entonces pudimos saberlo: éramos peronistas. Los advenedizos tenemos mucho mérito. Hemos estado perdidos, asustados, buscando.

Era cuestión de estudiar la historia argentina con criterio político y con el deseo en juego todo el tiempo para llegar a la simple conclusión: somos peronistas. Y podemos decirlo y serlo tanto como aquellos a los que años antes combatimos, y se llaman a sí mismos peronistas. Pero hemos pasado por situaciones vergonzosas como cantar a viva voz la estrofa equivocada y que nos miren mal los peronistas de cuna. Los peronistas de cuna se ríen de nuestro asombro constante, se burlan de cómo devoramos libros prestados y nos emocionamos con la correspondencia Perón-Cooke. La ventaja que tenemos los advenedizos es que siempre seremos jóvenes peronistas.

miércoles, 17 de agosto de 2011

Ejercicio contrafáctico

Vos sos parte de la mitad más grande del país.

Vos sos parte de este gobierno.

Vos sos el que se quedó en las malas, cuando perdimos a Néstor y la gente en la calle, mezcla de indignación y tristeza te pedía que hicieras lo contrario.

Vos sos parte de muchas de las decisiones que nos permiten este presente de crecimiento con equidad.

Vos sos en definitiva y seguramente, el verdadero adalid de esta victoria del campo nacional y popular.

Vos sos el verdadero ganador de las elecciones primarias, en silencio, sin pedir nada a cambio. No dejes que te lo quiten.

Porque este ciclo iniciado en 2003 era muy bueno cuando te eligieron para tomar parte del proceso. Y sabemos que Néstor y Cristina te eligieron porque confiaron con acierto, en que vos permitirías mejorar lo bueno hecho y corregir lo que hiciera falta. Y vaya que lo hiciste!!!

Sólo unos meses de gestión bastaron para demostrar quién tomaría las decisiones más importantes para la grandeza de la Patria.

Hoy como peronista, quiero reivindicarte a vos, radical, heredero de Yrigoyen y de las banderas del federalismo que dieron origen a tu partido.

Porque fue una actitud bien valiente de tu parte la que salvar permitió al país del infierno en algún momento en que la Presidenta y su esposo, habían perdido el Norte al querer meterse con los ingresos de los gestores de la verdadera raigambre nacional.

Aquel voto “no positivo” hizo bajar a la tierra a Cristina. Gracias a vos, la Presidenta entendió que le correspondía trabajar como nunca y así realizó el mejor gobierno que hayamos tenido en mucho tiempo.

Lo hizo con todos los medios en contra. También con el Parlamento en contra. Y con la patria sojera (léase la oligarquía terrateniente) en contra. Sólo contó con su voluntad y capacidad de gestión, y te tuvo como el más fiel ladero.

Fue aquel impulso de aquella madrugada el que motivó que surgieran medidas como la reestatización de los fondos de jubilación, el matrimonio igualitario, la inmejorable Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual de la DEMOCRACIA, la Asignación Universal por Hijo, con su impacto en el aumento de la matrícula de inscripción de alumnos en escuelas primarias y tantas otras que hasta parece injusto contigo no enunciarlas completas.

Y este año, cuando la soledad se adueñó de la presidenta, signada por su viudez, te llamaste al más absoluto silencio, y con tu ejemplo de abnegación y trabajo, le marcaste el camino de lo que el soberano pedía para sus gobernantes.

Alguien me enseñó que en la vida, hay que saber ser agradecido. ¿Qué hubiera sido del gobierno de Cristina Fernández, sin aquel, tu voto “no positivo”? Sin dudas, de ninguna forma podría haber sido mejor de lo que fue. Y quiero insistir con esto, sos el artífice impulsor del que se encamina a ser el mejor gobierno de la historia.

La mitad más grande del país, la tuya, y la mía también, no puede haberse equivocado.

¡¡¡Gracias Cobos!!!