El
ejercicio de la política consiste entre otras funciones, en debatir ideas y
principios, posicionándose a favor de determinados grupos sociales, etarios,
religiosos, etc.
La
farandulización de la política tan en boga en estos momentos, es exactamente
todo lo contrario. Es tratar de discutir boludeces, para ocultar los temas
importantes, que la gente no entienda, no sepa, no proteste por lo que le
interesa. En definitiva, es también, imponerle la agenda de terceros, al pueblo
soberano.
El
pasado 7 de abril, Guido Croxatto, a quien considero una de las mejores plumas
jóvenes del Derecho Argentino, publicó una nota acerca de los valores
pregonados en la campaña por las PASO porteñas, titulada La
Educación Sentimental, igual que la última obra de Gustave Flaubert.
Conviene
leerla más de una vez, y luego, volver sobre la introducción de dicha nota,
pues se divide en dos partes. La primera acerca de lo que es importante en
política y cómo se lo trata de eludir a conciencia desde algunos medios, es la
que nos interesa en este caso. La segunda parte, es la que alude a los
candidatos porteños. Volveré sobre este tema más adelante en la nota.
Hubo
un hecho que me llamó poderosamente la atención días atrás. Fue la aparición de
un twit del operador político Jorge Asís (ex Ministro de Cultura durante el
menemismo, el mismo que en estos días clama para que Massa baje su candidatura
y se alinee detrás de Macri para formar un único frente opositor al gobierno
nacional y popular) donde indicaba que
en la reunión mantenida en Olivos entre Máximo Kirchner y Marcelo Tinelli (a la
cual nadie pudo confirmar y que ocurrió en momentos en que se lo vio al
presentador televisivo paseando por Europa), el fundador de La Cámpora, le
habría ofrecido a Tinelli la candidatura a gobernador bonaerense.
Con
el aval de La Doctora y Scioli Máximo propone a Marcelo Tinelli para la
gobernación de la provincia (inviable) de Buenos Aires. — Jorge Zaín Asís (@CayetanoAsis) abril 10, 2015
Asís
tiró la piedra y la dejó correr. Ni siquiera se animó a hacer una publicación al
respecto en su sitio web, ni en su habitual columna incendiaria en el sitio InfoBAE.com.
Era tan burda la idea, incluso más que muchas de las alucinaciones que publica,
que esta vez no se animó.
Ahora,
si su intención fue tirar la bomba de humo para distraer, lo logró. Porque
durante varios días hubo comentarios y desmentidas dentro del FPV, mientras los
candidatos del espacio, seguían caminando la provincia en campaña. Nadie lo
refutó como correspondía. Sobraban motivos para hacerlo. Los explico, y vuelvo
sobre el principio.
La
operación de Asís, no fue para dañar al FPV o distraer la campaña a la
gobernación bonaerense. Fue también para ningunear a Máximo Kirchner, que había
quedado muy bien posicionado políticamente luego de su aparición en el programa
de Víctor Hugo Morales durante el paro general del sindicalismo opositor, ocurrido
pocos días antes, el 31 de marzo.
De tal forma,
pocos días después de que él
mismo hubiera tratado de boludos a los directivos del Grupo Clarín por
haber intentado tomar por cierta la escandalosa publicación de la revista
brasileña Veja, en la que se lo acusaba al hijo de la Presidenta de ser titular
de una abultada cuenta bancaria en un banco instalado en un paraíso fiscal dentro
de los EE.UU.
Con la pólvora empapada, hoy
Clarín catapulta al que se propone destruir.
Ocurrió con Máximo Kirchner.
Excesos básicos del antikirchnerismo pasional. Por la falta de criterio al
creer que Néstor Kirchner, en 2005, podía dejar 40 millones de dólares en la
cuenta de su hijo Máximo.
No
pretendo ser el defensor de Máximo Kirchner desde esta columna. Otros lo hacen
mucho mejor, y creo además, de que no lo necesita. Ha demostrado ser mucho más
inteligente que todos quienes lo critican.
Respecto
a sus cualidades como constructor político, me pongo de pie para reconocer su
gran trabajo. Vaya cualquiera de quienes lo critican a armar de la nada, un
grupo de afinidad de entre 50 y 100 mil personas, más los adherentes inorgánicos,
convenciéndolos desde las propias convicciones políticas a ver a cuánto llegan.
A
cualquier tipo que tiene representación política propia, se le debe respetar
como mínimo, la capacidad de construcción. Máximo Kirchner la demostró sobradamente.
Nadie
podrá decir que a La Cámpora le falten ideas propias o que se trate de un grupo
vacío de contenido. Como constructor político que trabaja para el armado
político de Cristina Kirchner (por lejos junto a Néstor la política más capaz
de la Argentina de los últimos 50 años) tiene a su lado la mejor escuela. Como
cualquiera podría equivocarse, pero no groseramente, como para que Asís nos lo
quiera vender como inescrupuloso, para rebajarlo en la consideración.
Porque
no resulta creíble la maniobra de la oferta de la gobernación bonaerense a
Marcelo Tinelli. ¿Cómo le hubiera bajado línea en tal sentido a La Cámpora,
Unidos y Organizados, el resto de las agrupaciones sociales y juveniles y hasta
al mismísimo Partido Justicialista para trabajar en dicha candidatura? ¿cómo
hubiera conciliado una postura semejante con las expresiones vertidas en
aquella entrevista con VHM o más allá en el tiempo en el masivo acto de
Argentinos Juniors?
¿Y
cuál hubiera sido el sentido de tal oferta política? ¿para ganarle a Francisco
De Narváez que anduvo por el 11% de los votos en la elección de 2011 y que
puesto a cotejar ideas y propuestas es insostenible?
¿En
serio alguien en su sano juicio, sin ánimo de operador político, puede creer
que el tipo que de la nada craneó a La Cámpora, el mayor grupo de militancia
juvenil de los últimos 30 años, pudiera ofrecerle una candidatura a Marcelo
Tinelli que es la más clara representación de todo lo contrario a los valores principales
de la política, tales como militancia, compromiso y convicciones?
Por
favor, todos quienes militamos en el campo nacional y popular, llevamos años de
construcción política. Como mínimo, no nos tomen por zonzos, que nadie tiene
mejor leído que nosotros a don Arturo Jauretche justamente.
Que
Asís se lleve sus operaciones a otro lado. Pero estemos atentos, porque muy
pronto, él, u otro, volverá con cualquier otra operación parecida, tendiente a
desprestigiar a alguno de los nuestros.