jueves, 5 de mayo de 2011

Es la Juventud, Estúpidos

"Cuando la juventud se pone en marcha el cambio es inevitable, es inexorable y además es deseable, porque queremos el cambio" Cristina Fernández de Kirchner, 5 de mayo de 2011

Nuestra presidenta, quiere el cambio. No le teme. Debido a que el alto grado de participación de la juventud tal como se lo observa actualmente, no es nuevo. Al menos no lo es en la historia del movimiento nacional y popular.

Esto lo tienen muy claro tanto la “inteligentzia” como los líderes del proyecto nacional y popular. Ocurre que mientras aquellos lo comentan para denostar, quienes buscan hacer realidad la transformación del país en uno más igualitario, siempre nos han impulsado a participar desde jóvenes.

Tomemos sólo un ejemplo: Hace poco más de un mes, salía en Clarín la siguiente publicación: “Axel Kicillof tiene 39 años… es Doctor en Economía, es profesor por concurso de Macroeconomía y Política Económica, Microeconomía e Historia del Pensamiento Económico de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA. Pero además, Kicillof es uno de los principales referentes de La Cámpora…”

Cuando leo párrafos como el anterior, en primer lugar quiero felicitar a Axel a quien no conozco, pero por lo visto es como se dice en la jerga “un cráneo” (soy contemporáneo suyo y tengo dos títulos universitarios de la misma casa de estudios, y allí no es para cualquiera obtener un doctorado) que evidentemente, jerarquiza con su currícula a la empresa donde ha sido designado, como también al Estado Nacional que lo emplea actualmente. El problema no radica en sus antecedentes, sino su pertenencia a “La Cámpora” primero y su juventud después.

Y esto último se utiliza para intentar denostar a los ya muy numerosos grupos juveniles de todo el amplio abanico de defensores del modelo impulsado por el gobierno actual.


Como esta, son varias las diatribas del mismo tenor que pueden encontrarse a menudo, en una nueva zoncera que deberá agendar el ministro Aníbal Fernández, pues al ritmo de producción que llevamos, a fin de año sale el tomo dos de su manual.

Ahora también veamos quiénes son los principales expositores de estas argumentaciones (bah, siempre los mismos):




  1. La tribuna de doctrina. Que olvida seguramente que don Bartolomé llegó a la Presidencia de la Nación a los 41 años, luego de haber dirigido los ejércitos de la secesionista Buenos Aires en Pavón y Cepeda.


  2. El gran noble diario. En este caso tal vez se trate de un tirón de orejas para los herederos de la dueña por no tener una posición directiva en alguna de las empresas del grupo. No viene mal recordar que su fundador era diputado a los 28 años, Ministro de Gobierno provincial a los 34 y creador del periódico en cuestión antes de cumplir los 43.


  3. El director del diario de costado, que si bien siempre actuó en el ámbito privado, fundó su editorial a los 21 años.

En tales medios, para la actuación juvenil de sus antecesores, hay silencio y respeto, cuando no loas y el manto inexpugnable de la historia (¿sabían ustedes que el que fue presidente mandó al muere proporcionalmente a más gente que la última dictadura militar, o que el ministro, lo hizo en un gobierno de facto de la década infame acaso?).

El problema lo tienen cuando “la juventud”, en masa, se define por la causa nacional y popular. Porque sucede que la juventud tiene la costumbre de entenderse rápidamente, masificarse, y especialmente, comprometerse y participar. Y eso que debería ser valorizado en tanto motor de la transformación de la cultura de un país, entendida esta en su sentido más amplio y abarcativo, a los profetas del odio, necesitados del status quo, los aterra.

En cambio, a quienes militamos del lado de la causa de la patria justa libre y soberana, con la Presidenta en primer lugar, la participación de la juventud nos enorgullece y como todo lo que da orgullo, lo hacemos con inmensa alegría, y cada vez con más ganas, cada uno desde su lugar.

Repasemos entonces algunos hitos de la juventud argentina, como para entender el miedo de los “conservadores”.




  • 1945: Las multitudes de trabajadores, mayoritariamente jóvenes, porque eso eran realmente, colman la histórica Plaza de Mayo hasta obtener la libertad de su líder, Juan Domingo Perón.


  • 1956: Son jóvenes los fusilados en José León Suárez. Carlos Lizaso contaba sólo 21 años, Di Chiano, 50. El resto, 40 años o menos en aquel momento.


  • 1962: Es secuestrado y desaparecido el obrero metalúrgico Felipe Vallese.


  • Entre 1955 y 1972 son innumerables las participaciones de la juventud en la Resistencia Peronista.


  • 1972 a 1974: No hace falta hacer mención a la presencia y participación de las juventudes, de todos los colores políticos en este, haciendo énfasis especialmente, en la Gloriosa JP, que movilizaba cientos de miles de ciudadanos en cada acto.


  • 1983: Luego del triste período de la dictadura militar, aparece nuevamente la juventud, movilizándose en gran número en los actos del cierre de campaña de los dos mayores partidos populares.


  • Entre 2003 y 2008, se fue volviendo a formar la conciencia nacional en la juventud, que sin dudas hizo eclosión ese último año durante la llamada “crisis del campo” y tuvo su punto culminante en las interminables muestras de dolor y agradecimiento simultáneos, del 27 de octubre de 2010, cuando falleció el compañero Néstor Kirchner.

Por eso estamos orgullosos de que los pibes se involucren. Porque ha sido siempre la juventud el motor del movimiento nacional y popular. El peronismo puntualmente, en tanto movimiento revolucionario, guiado por su líder Juan Perón en el principio, y por la compañera Cristina Fernández actualmente, siempre tuvo presente dentro de cada una de sus ramas, el motor de la juventud. Lo fue en 1945 como dijimos, pasando por Evita, fallecida trágicamente cuando solo contaba con 33 años, lo fue durante la resistencia, durante los años de la vuelta de Perón y lo es también ahora. Y quienes nos estamos alejando de la edad de “la juventud” estamos orgullosos, pues sabemos que los que vienen detrás sin dudas son mejores, y llevan aún más altas nuestras banderas.

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