jueves, 1 de septiembre de 2011

El Entrismo (algunos intelectuales junto al Modelo Nacional)

Decía en mi comentario sobre el último libro de José Pablo Feinmann en una de las primeras publicaciones del blog, que es una muestra excelente (y realizada con mucha altura) del concepto de "entrismo". Es decir, permite entender el concepto con nitidez. Y no pretendo juzgarlo por ser tal, sino hacer algunos comentarios al respecto.
El entrismo fue aquel movimiento tendiente a agregar nuevas ideas a las originales del peronismo, para agrandarle su base de pensamiento y social, y en lo posible, moverlo tal vez un poco hacia la izquierda. Es el motivo por el que Feinmann y otros intelectuales se acercaron al peronismo en los 70s, sin dudas con las mejores convicciones, por el que se fueron a mediados de los 80s (este tema dará para otro análisis más sesudo alguna otra vez, que estoy elaborando) y por el cual se volvieron a acercar veinte años después con el advenimiento de Néstor Kirchner al gobierno.
Digo que es una muestra excelente, porque Néstor (tanto pragmático como puro) fue un político muy inteligente, y Feinmann se muestra impoluto, con la limpieza que dan las ideas, pero sin haber bajado nunca al llano, o como se dice en el barrio, "sin entrar jamás al área chica".
Decía que muchas veces el entrismo se trató de Aportar muchas ideas (algunas nuevas, otras no tanto), pero por lo general, sin arremangarse junto a la clase obrera. O intentar explicar los problemas de los argentinos, con ideas que no nacieron aquí, o no se pensaron en el contexto nacional. Por este motivo precisamente, nunca se habló de un Jauretche o de un Scalabrini Ortiz como entristas y sí como representantes del pensamiento nacional.
El entrismo era acercarse al peronismo en tanto representante de la clase obrera. Pero en los 70s se lo hizo repitiendo los errores de la izquierda pre-peronista. Leyeron a Perón, a Evita, a Cooke y hasta se sumaron a los grupos más radicalizados. Y se dieron el gusto de renegar del "viejo". Pero olvidaron la parte más importante. Se olvidaron de mezclarse con la clase trabajadora. Los "grasitas" de Evita. Igual que les pasó a comunistas y socialistas en la década infame, Y es allí entonces donde repitió Feinmann errores del pasado, tanto en su primer acercamiento al peronismo, como en el último.
Para no repetir 100% el error, le propuso a Néstor romper con el peronismo, o con el "aparato" partidario. No se dio cuenta de algo.
El Peronismo, no son solamente Perón, Evita, la marcha, el escudo y todo el amplio abanico que vino después. El Peronismo es una construcción permanente, colectiva, y al mismo tiempo individual de cada uno de quienes nos sentimos peronistas, que evoluciona. Por eso Néstor, que lo interpreta y comprende a Feinmann, pero está algunos pasos por delante de este, lo invita a acompañarlo al conurbano. Para enseñarle peronismo en vivo y en directo. Porque precisamente, mejor que decir, es hacer. Y Feinmann no se anima.
Y ese no animarse, resume el entrismo (y en especial al de Feinmann) en una de las grandes frases de ese maestro del pensamiento nacional que supo ser don Arturo Jauretche: "Organicémosnos, y vayan".

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