lunes, 20 de agosto de 2012

Al MAESTRO con cariño 2

A diferencia del caso anterior, donde cité tres ponencias de Francisco José Pestanha, verdadero maestro del Pensamiento Nacional para las nuevas generaciones, porque ha sabido ser seguramente, tanto o mejor discípulo de varios próceres que la intelligentzia se propone ocultarnos, decía, a diferencia de la entrada anterior del blog, ahora voy a publicar partes de otras tres publicaciones, con el link donde las mismas se encuentran actualmente alojadas, para quienes pretendan leerlas completas.

Debe prestarse especial atención a que las mismas fueron redactadas en los inicios del presente siglo cuando aún no se vislumbraba la magnitud del cambio que sobrevendría. Tanto en lo económico, lo político, pero aquí lo más interesante, también en lo cultural, a lo que Pancho hace referencia en el último artículo.


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- "El medio pelo y la reforma del Estado".
Sostuve en su oportunidad, que la expansión de la pequeña y mediana burguesía argentina estuvo netamente vinculada al desarrollo del estado de bienestar. Una de las estrategias fundamentales del régimen imperante apuntó a la desarticulación de esta relación, que en los países del primer mundo es constitutiva y esencial.
Así, la esfera pública fue presentada a los estratos medios como "ícono" de ineficiencia y burocracia, y la esfera de lo privado como una panacea de dinamismo, eficacia y productividad, como un campo fértil donde el medio pelo podría sembrar y cosechar su propio desarrollo y reproducción. Entonces, el ámbito de lo público despreciado, quedaría reservado a las clases desprotegidas sujetas al subsidio y desvinculado necesariamente del potencial burgués.
Debilitada esta relación, la concentración económica devino en consecuencia lógica, constituyéndose la década 1990/2000, en uno de los períodos de menor distribución del siglo. He aquí otra de las tantas paradojas argentinas: "La burguesía, que tan eficazmente contribuyó a la consolidación de la estrategia privatista, resultó (junto a trabajadores y asalariados) una de sus principales víctimas".
Jauretche ya visualizaba la importancia de la relación estado - burguesía y nos enseñaba que el "medio pelo" " en su incapacidad para recibir el encuadre de una política general (estado de bienestar) de la cual eran hijos, solo percibían las restricciones que esta les imponía, que les resultaban trabas burocráticas opuestas a la expansión de la genialidad creadora."

- Algunas pautas de conducta.
"Las pautas que corresponden al grupo de pertenencia están en el subconsciente de los individuos que lo componen, y el comportamiento se rige por ellas en razón del hábito sin que generalmente intervenga la voluntad". El párrafo precedente describe sintéticamente los fundamentos por los cuales un sector social adopta determinados patrones comunes de conducta. En los estratos medios argentinos, encontramos algunos que le son propios y que suelen repetirse sistemáticamente a lo largo de la historia.
Sobre uno de ellos (tendencia persistente a la imitación), hemos hecho referencia en el apartado relacionado con la cuestión del nuevo régimen. La mirada permanentemente deslumbrada de la burguesía hacia la civilizada Europa occidental, o hacia la diversa y vanguardista América del norte, demuestran a las claras que "el sueño argentino" se encuentra bastante lejos de los límites territoriales y simbólicos del país. Aún dentro de amplios sectores de intelectualidad progresista urbana, existe una constante referencia hacia las maravillas de París, de Barcelona, de Londres, o de Nueva York, y sus sueños de futuro son constantemente proyectados hacia esos lares con alguna cuota de melancolía.
El proceso de autodenigración ha calado hondo en todo el ámbito del medio pelo, donde cada vez es más extraño encontrar pautas referenciales reivindicativas de "lo nacional". Lo positivo, lo racional, o lo excelso, son categorías sólo asignadas a lo externo, y cuanto mayor la denigración de lo endógeno, mayor es la exaltación de lo exógeno.
La propensión a la emulación corre en detrimento de lo propio, pero lo que la burguesía aún no comprende es que para ser buen imitador hay que poseer cuanto menos alguna de cualidades de lo imitado, y la posesión de dichas cualidades hace a la cuestión de una identidad, de la cual el medio pelo argentino, parecería carecer en absoluto.
Esta falta de identidad y de compromiso de la burguesía nacional con lo propio, constituye para quien les escribe, una de las razones fundamentales de falta de desarrollo evolutivo de nuestra sociedad en virtud de la importancia que le asignamos a los sectores medios en dicho proceso.
La actual emigración protagonizada por las jóvenes generaciones del medio pelo, constituye una respuesta paradigmática de la patética falta de compromiso de la burguesía argentina con el futuro de la sociedad en su conjunto.
Otro de los patrones, que caracterizan a la burguesía argentina puede describirse como la manifiesta ansiedad por el ascenso social.
En general, y sobre todo en el mundo europeo, esa pulsión por el crecimiento es bastante más lenta, rigurosa y estratégica. Las nuevas generaciones burguesas locales analizadas por sus proyectos y por las inversiones que realizan, se acercan más al espejismo cortoplacista americano.
Esta pulsión angustiosa por la obtención de réditos inmediatos incide en la economía y en la noción misma de ahorro. La idea de la acumulación previa a la inversión, sobre la que estuvo sustentado el sistema capitalista en occidente, se encuentra básicamente ausente de la cultura económica de la burguesía argentina y presenta a un "medio pelo" más propenso al consumo que al ahorro, más inclinado los proyectos de corto que de largo plazo. El proceso de ascenso social en las naciones del primer mundo es comparativamente mas lento y constituye "un largo camino por delante que esta gente apresurada no esta dispuesta a recorrer".
Retomando la cuestión de la relación entre el ser y el parecer, la apropiación por los estratos medios argentinos de los bienes materiales tienen una relación directa con la cuestión de la vanidad, el status y la diferenciación social. Así por ejemplo, "desde este ángulo del medio pelo, el automóvil es un signo de status: también un instrumento de transporte, pero esto es subsidiario. Pronto el automóvil chico, que se ha comprado con enorme sacrificio y endeudándose, exige reemplazo por el coludo.... Hay que explicar que el automóvil chico "es para que mi mujer vaya a hacer las compras".
Desde esa perspectiva, existe una clara tendencia de la burguesía argentina de sacrificar el ser por el parecer, y dicho mecanismo psicológico, transita en contra de los intereses propios de clase y de los de la sociedad en su conjunto.

Para ver la exposición completa, acceder a: 

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- Reconstruir la Nación
Una definición tradicional, vincula el término "nación" con el conjunto de personas que poseen el mismo origen étnico, hablan generalmente la misma lengua y están ligadas por una historia común. Una más amplia, nos refiere al conjunto de personas que comparten origen, lengua y cultura o que habitan en un país y tienen el mismo gobierno.
Recientemente tuve la oportunidad de consultar un trabajo sumamente interesante del historiador gringo Adrian Hastings titulado "La construcción de las nacionalidades" (Edit.Cambridge University Press). Dicho autor define a la nación como una "comunidad formada a partir de una o más etnias y normalmente identificada por un corpus propio de textos escritos, posee o reclama el derecho a la identidad y a la autonomía política como pueblo, junto con el control de un territorio específico". "...y de otras entidades independientes, en lo que se considera un mundo de naciones de estado".
Nótese que tal definición, extiende la noción de referencia a otros tópicos no relevantes para las definiciones tradicionales, incorporando por ejemplo la cuestión del corpus escrito, el derecho a la identidad y autonomía y la diversidad étnica.
Es decir que, este concepto (nación) que otrora pretendía restringirse a íntimas vinculaciones de orden biológico, cultural e histórico, puede extenderse hoy a sociedades constituidas a partir de la diversidad orgánica y simbólica. La idea de nación entonces puede ser asociada a comunidades nutridas y constituidas a partir de la diversidad.
Esta concepción no resulta novedosa pero debo recalcarla ya que todavía se escuchan en nuestro país fervientes voces afirmando que la tarea de construir una nacionalidad propia es vana y que el hecho de diversidad se constituye en un natural impedimento para lograrla.
Hace pocos meses escribí un ensayo sobre la cuestión de la nacionalidad. En "Una nueva y gloriosa nación" recalqué ciertos tópicos sobre los cuales había que comenzar la labor concreta de recomposición de la nacionalidad en la Argentina . Así las cuestiones como el valor social de la ley, del valor social de la justicia, del valor social de lo simbólico y lo tradicional y del valor social de las instituciones, aparecían como las más relevantes.
Pero sobre todo mediante aquel análisis, pretendía resaltar que más allá de las modificaciones que deban operarse en el orden económico para obtener mayores niveles de distribución en la renta nacional, la Argentina necesita darse a sí misma un "nuevo sentido" y que éste debería ser reconfigurado en parte, " a partir de la determinación de un plexo de valores colectivos y otros elementos de naturaleza simbólica que permitan constituir una nueva identidad nacional a partir de la diversidad sociocultural existente"
En ese sentido debemos reconocer al decir de Cassirer que el hombre "no vive en un universo puramente físico, sino en universo simbólico. Lengua, mito, arte y religión (...) son los diversos hilos que componen el tejido simbólico. Cualquier progreso humano en el campo del pensamiento y de la experiencia refuerza este tejido (...) La definición del hombre como animal racional no ha perdido nada de su valor (...) pero es fácil observar que esta definición es una parte del total. Por que al lado del leguaje conceptual hay un lenguaje del sentimiento, al lado del lenguaje lógico científico está el lenguaje de la imaginación poética".
Este orden simbólico, cabe aclarar, es una construcción que se da en campo de las ideas pero que obtiene su substrato material entre otros elementos, en la historia, la experiencia colectiva, en la tradición, etc. Universo material y simbólico así interactúan y se codeterminan.
Como productos de esta articulación, los elementos constitutivos de nuestra nacionalidad deberán emerger de un proceso de restauración-reconstrucción con amplia y destacada participación de los sectores intelectuales. Por ello, las universidades en vez de constituirse en fábricas fordistas de tecnócratas en busca de prestigio individual, deberían ponerse inmediatamente al servicio de esta construcción colectiva.
Un breve apartado cabe agregar a tal afirmación. Se observa en el ámbito universitario argentino una tendencia cada vez más manifiesta a orientar el desarrollo curricular hacia la elaboración de productos intelectuales basados en simples exégesis de otros producidos en el primer mundo. Ese rumbo deberá revertirse y concentrar el esfuerzo en la configuración de aspectos identitarios que permitan articular ese sentido colectivo que la historia nos requiere. Así la intelligentzia local al servicio de la nación, deberá dejarse de insistir con reivindicaciones de carácter melancólico y revoluciones del orden planetario y pensar en la Argentina concreta, en la del "paisano de carne y hueso".
Para finalizar, en este proceso de reconstrucción de la nacionalidad la función del estado es primordial. No existe ningún instrumento conocido que pueda reemplazar al sector público en esta tarea de articular lo que hoy esta atomizado. Habrá entonces que fortalecerlo en todos sus niveles y refundarlo con la nación misma.
Todo proceso de refundación es doloroso, es como un verdadero parto. Hay que explicarle a los argentinos que llegó el tiempo del verdadero sacrificio.
Reconstruir una nación es una tarea eminentemente colectiva e implica resignaciones y concesiones mutuas pero con todo un claro sentido estratégico. Reconstruir una nación es la mayor ofrenda que estas nuevas generaciones pueden entregar a sus hijos y el mejor homenaje que pueden brindarle a sus padres y abuelos.

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Ahora bien, desde amplios sectores de la intelligentzia local vinculados al sector financiero - especulativo, se pretende proclamar que la sola implementación de un paquete de medidas económicas vinculadas a la cuestión del déficit público, puede en si misma brindar soluciones eficaces al profundo estado de deterioro estructural de la Argentina.
Está visión obtusa, reduccionista, y materialista, contiene en si misma el germen de su propia contradicción ya que aparta del análisis aspectos de fundamental importancia para el desarrollo integral de una nación. Y ello es así, ya que dicho desarrollo no puede circunscribirse eminentemente a la cuestión del intercambio de bienes y servicios materiales.
En efecto, una nación estimados compatriotas se constituye a través de la articulación de los diversos órdenes que la componen y dicho intercambio (el de bienes y servicios materiales) es solo uno de los elementos que cumplen esa función articuladora.
En contraposición con esta particular orientación, sostengo que para reinstalar en la Argentina un nuevo proceso de desarrollo se requieren cuanto menos tres instrumentos vinculados a dichos órdenes: la implementación de políticas activas tendientes a obtener mayores niveles de distribución de la renta; la reconstrucción del estado en todas sus instancias y por último, la instauración de una revolución cultural - formativa que imponga a lo largo de su territorio un plexo de valores y otros elementos de orden simbólico que permitan rearticular una sociedad actualmente atomizada.
La necesidad de reconstituir una identidad nacional en nuestra patria sustentada en la diversidad socio - cultural que la caracteriza, resulta entonces tan indispensable para reiniciar un proceso de crecimiento, como la alteración de las actuales condiciones sobre las que se sustenta el sistema económico.
En ese orden de ideas, si comprendemos a los procesos de cambio social como fenómenos contínuos de inter - retro relaciones complejas entre sus componentes, sólo a través de la articulación entre un nuevo orden económico y el nuevo orden simbólico podrá darse lugar a la formación de una hegemonía alternativa.

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