A diferencia del caso anterior, donde cité tres ponencias de
Francisco José Pestanha, verdadero maestro del Pensamiento Nacional para las
nuevas generaciones, porque ha sabido ser seguramente, tanto o mejor discípulo
de varios próceres que la intelligentzia se propone ocultarnos, decía, a
diferencia de la entrada anterior del blog, ahora voy a publicar partes de
otras tres publicaciones, con el link donde las mismas se encuentran
actualmente alojadas, para quienes pretendan leerlas completas.
Debe prestarse especial atención a que las mismas fueron
redactadas en los inicios del presente siglo cuando aún no se vislumbraba la
magnitud del cambio que sobrevendría. Tanto en lo económico, lo político, pero
aquí lo más interesante, también en lo cultural, a lo que Pancho hace
referencia en el último artículo.
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- "El medio pelo y la reforma del Estado".
Sostuve en su oportunidad, que la expansión de la
pequeña y mediana burguesía argentina estuvo netamente vinculada al desarrollo
del estado de bienestar. Una de las estrategias fundamentales del régimen
imperante apuntó a la desarticulación de esta relación, que en los países del
primer mundo es constitutiva y esencial.
Así, la esfera pública fue presentada a los estratos
medios como "ícono" de ineficiencia y burocracia, y la esfera de lo
privado como una panacea de dinamismo, eficacia y productividad, como un campo
fértil donde el medio pelo podría sembrar y cosechar su propio desarrollo y
reproducción. Entonces, el ámbito de lo público despreciado, quedaría reservado
a las clases desprotegidas sujetas al subsidio y desvinculado necesariamente
del potencial burgués.
Debilitada esta relación, la concentración económica
devino en consecuencia lógica, constituyéndose la década 1990/2000, en uno de
los períodos de menor distribución del siglo. He aquí otra de las tantas
paradojas argentinas: "La burguesía, que tan eficazmente contribuyó a la
consolidación de la estrategia privatista, resultó (junto a trabajadores y
asalariados) una de sus principales víctimas".
Jauretche ya visualizaba la importancia de la
relación estado - burguesía y nos enseñaba que el "medio pelo" "
en su incapacidad para recibir el encuadre de una política general (estado de
bienestar) de la cual eran hijos, solo percibían las restricciones que esta les
imponía, que les resultaban trabas burocráticas opuestas a la expansión de la
genialidad creadora."
- Algunas pautas de conducta.
"Las pautas que corresponden al grupo de
pertenencia están en el subconsciente de los individuos que lo componen, y el
comportamiento se rige por ellas en razón del hábito sin que generalmente
intervenga la voluntad". El párrafo precedente describe sintéticamente los
fundamentos por los cuales un sector social adopta determinados patrones
comunes de conducta. En los estratos medios argentinos, encontramos algunos que
le son propios y que suelen repetirse sistemáticamente a lo largo de la
historia.
Sobre uno de ellos (tendencia persistente a la
imitación), hemos hecho referencia en el apartado relacionado con la cuestión
del nuevo régimen. La mirada permanentemente deslumbrada de la burguesía hacia
la civilizada Europa occidental, o hacia la diversa y vanguardista América del
norte, demuestran a las claras que "el sueño argentino" se encuentra
bastante lejos de los límites territoriales y simbólicos del país. Aún dentro
de amplios sectores de intelectualidad progresista urbana, existe una constante
referencia hacia las maravillas de París, de Barcelona, de Londres, o de Nueva
York, y sus sueños de futuro son constantemente proyectados hacia esos lares
con alguna cuota de melancolía.
El proceso de autodenigración ha calado hondo en
todo el ámbito del medio pelo, donde cada vez es más extraño encontrar pautas
referenciales reivindicativas de "lo nacional". Lo positivo, lo
racional, o lo excelso, son categorías sólo asignadas a lo externo, y cuanto
mayor la denigración de lo endógeno, mayor es la exaltación de lo exógeno.
La propensión a la emulación corre en detrimento de
lo propio, pero lo que la burguesía aún no comprende es que para ser buen
imitador hay que poseer cuanto menos alguna de cualidades de lo imitado, y la
posesión de dichas cualidades hace a la cuestión de una identidad, de la cual
el medio pelo argentino, parecería carecer en absoluto.
Esta falta de identidad y de compromiso de la
burguesía nacional con lo propio, constituye para quien les escribe, una de las
razones fundamentales de falta de desarrollo evolutivo de nuestra sociedad en
virtud de la importancia que le asignamos a los sectores medios en dicho
proceso.
La actual emigración protagonizada por las jóvenes
generaciones del medio pelo, constituye una respuesta paradigmática de la
patética falta de compromiso de la burguesía argentina con el futuro de la
sociedad en su conjunto.
Otro de los patrones, que caracterizan a la
burguesía argentina puede describirse como la manifiesta ansiedad por el
ascenso social.
En general, y sobre todo en el mundo europeo, esa
pulsión por el crecimiento es bastante más lenta, rigurosa y estratégica. Las
nuevas generaciones burguesas locales analizadas por sus proyectos y por las
inversiones que realizan, se acercan más al espejismo cortoplacista americano.
Esta pulsión angustiosa por la obtención de réditos
inmediatos incide en la economía y en la noción misma de ahorro. La idea de la
acumulación previa a la inversión, sobre la que estuvo sustentado el sistema
capitalista en occidente, se encuentra básicamente ausente de la cultura
económica de la burguesía argentina y presenta a un "medio pelo" más
propenso al consumo que al ahorro, más inclinado los proyectos de corto que de
largo plazo. El proceso de ascenso social en las naciones del primer mundo es
comparativamente mas lento y constituye "un largo camino por delante que
esta gente apresurada no esta dispuesta a recorrer".
Retomando la cuestión de la relación entre el ser y
el parecer, la apropiación por los estratos medios argentinos de los bienes
materiales tienen una relación directa con la cuestión de la vanidad, el status
y la diferenciación social. Así por ejemplo, "desde este ángulo del medio
pelo, el automóvil es un signo de status: también un instrumento de transporte,
pero esto es subsidiario. Pronto el automóvil chico, que se ha comprado con
enorme sacrificio y endeudándose, exige reemplazo por el coludo.... Hay que
explicar que el automóvil chico "es para que mi mujer vaya a hacer las
compras".
Desde esa perspectiva, existe una clara tendencia de
la burguesía argentina de sacrificar el ser por el parecer, y dicho mecanismo
psicológico, transita en contra de los intereses propios de clase y de los de
la sociedad en su conjunto.
Para ver la exposición completa, acceder a:
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- Reconstruir la Nación
Una definición tradicional, vincula el término
"nación" con el conjunto de personas que poseen el mismo origen
étnico, hablan generalmente la misma lengua y están ligadas por una historia
común. Una más amplia, nos refiere al conjunto de personas que comparten origen,
lengua y cultura o que habitan en un país y tienen el mismo gobierno.
Recientemente tuve la oportunidad de consultar un
trabajo sumamente interesante del historiador gringo Adrian Hastings titulado
"La construcción de las nacionalidades" (Edit.Cambridge University
Press). Dicho autor define a la nación como una "comunidad formada a
partir de una o más etnias y normalmente identificada por un corpus propio de
textos escritos, posee o reclama el derecho a la identidad y a la autonomía
política como pueblo, junto con el control de un territorio específico".
"...y de otras entidades independientes, en lo que se considera un mundo
de naciones de estado".
Nótese que tal definición, extiende la noción de
referencia a otros tópicos no relevantes para las definiciones tradicionales,
incorporando por ejemplo la cuestión del corpus escrito, el derecho a la
identidad y autonomía y la diversidad étnica.
Es decir que, este concepto (nación) que otrora
pretendía restringirse a íntimas vinculaciones de orden biológico, cultural e
histórico, puede extenderse hoy a sociedades constituidas a partir de la
diversidad orgánica y simbólica. La idea de nación entonces puede ser asociada
a comunidades nutridas y constituidas a partir de la diversidad.
Esta concepción no resulta novedosa pero debo
recalcarla ya que todavía se escuchan en nuestro país fervientes voces
afirmando que la tarea de construir una nacionalidad propia es vana y que el
hecho de diversidad se constituye en un natural impedimento para lograrla.
Hace pocos meses escribí un ensayo sobre la cuestión
de la nacionalidad. En "Una nueva y gloriosa nación" recalqué ciertos
tópicos sobre los cuales había que comenzar la labor concreta de recomposición
de la nacionalidad en la Argentina . Así las cuestiones como el valor social de
la ley, del valor social de la justicia, del valor social de lo simbólico y lo
tradicional y del valor social de las instituciones, aparecían como las más
relevantes.
Pero sobre todo mediante aquel análisis, pretendía
resaltar que más allá de las modificaciones que deban operarse en el orden
económico para obtener mayores niveles de distribución en la renta nacional, la
Argentina necesita darse a sí misma un "nuevo sentido" y que éste
debería ser reconfigurado en parte, " a partir de la determinación de un
plexo de valores colectivos y otros elementos de naturaleza simbólica que
permitan constituir una nueva identidad nacional a partir de la diversidad
sociocultural existente"
En ese sentido debemos reconocer al decir de
Cassirer que el hombre "no vive en un universo puramente físico, sino en
universo simbólico. Lengua, mito, arte y religión (...) son los diversos hilos
que componen el tejido simbólico. Cualquier progreso humano en el campo del
pensamiento y de la experiencia refuerza este tejido (...) La definición del
hombre como animal racional no ha perdido nada de su valor (...) pero es fácil
observar que esta definición es una parte del total. Por que al lado del
leguaje conceptual hay un lenguaje del sentimiento, al lado del lenguaje lógico
científico está el lenguaje de la imaginación poética".
Este orden simbólico, cabe aclarar, es una
construcción que se da en campo de las ideas pero que obtiene su substrato
material entre otros elementos, en la historia, la experiencia colectiva, en la
tradición, etc. Universo material y simbólico así interactúan y se
codeterminan.
Como productos de esta articulación, los elementos
constitutivos de nuestra nacionalidad deberán emerger de un proceso de
restauración-reconstrucción con amplia y destacada participación de los
sectores intelectuales. Por ello, las universidades en vez de constituirse en
fábricas fordistas de tecnócratas en busca de prestigio individual, deberían
ponerse inmediatamente al servicio de esta construcción colectiva.
Un breve apartado cabe agregar a tal afirmación. Se
observa en el ámbito universitario argentino una tendencia cada vez más
manifiesta a orientar el desarrollo curricular hacia la elaboración de
productos intelectuales basados en simples exégesis de otros producidos en el
primer mundo. Ese rumbo deberá revertirse y concentrar el esfuerzo en la
configuración de aspectos identitarios que permitan articular ese sentido
colectivo que la historia nos requiere. Así la intelligentzia local al servicio
de la nación, deberá dejarse de insistir con reivindicaciones de carácter
melancólico y revoluciones del orden planetario y pensar en la Argentina
concreta, en la del "paisano de carne y hueso".
Para finalizar, en este proceso de reconstrucción de
la nacionalidad la función del estado es primordial. No existe ningún
instrumento conocido que pueda reemplazar al sector público en esta tarea de
articular lo que hoy esta atomizado. Habrá entonces que fortalecerlo en todos
sus niveles y refundarlo con la nación misma.
Todo proceso de refundación es doloroso, es como un
verdadero parto. Hay que explicarle a los argentinos que llegó el tiempo del
verdadero sacrificio.
Reconstruir una nación es una tarea eminentemente
colectiva e implica resignaciones y concesiones mutuas pero con todo un claro
sentido estratégico. Reconstruir una nación es la mayor ofrenda que estas
nuevas generaciones pueden entregar a sus hijos y el mejor homenaje que pueden
brindarle a sus padres y abuelos.
Para ver la exposición completa, acceder a:
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Ahora bien, desde amplios sectores de la
intelligentzia local vinculados al sector financiero - especulativo, se
pretende proclamar que la sola implementación de un paquete de medidas
económicas vinculadas a la cuestión del déficit público, puede en si misma
brindar soluciones eficaces al profundo estado de deterioro estructural de la
Argentina.
Está visión obtusa, reduccionista, y materialista,
contiene en si misma el germen de su propia contradicción ya que aparta del
análisis aspectos de fundamental importancia para el desarrollo integral de una
nación. Y ello es así, ya que dicho desarrollo no puede circunscribirse
eminentemente a la cuestión del intercambio de bienes y servicios materiales.
En efecto, una nación estimados compatriotas se
constituye a través de la articulación de los diversos órdenes que la componen
y dicho intercambio (el de bienes y servicios materiales) es solo uno de los
elementos que cumplen esa función articuladora.
En contraposición con esta particular orientación,
sostengo que para reinstalar en la Argentina un nuevo proceso de desarrollo se
requieren cuanto menos tres instrumentos vinculados a dichos órdenes: la
implementación de políticas activas tendientes a obtener mayores niveles de
distribución de la renta; la reconstrucción del estado en todas sus instancias
y por último, la instauración de una revolución cultural - formativa que
imponga a lo largo de su territorio un plexo de valores y otros elementos de
orden simbólico que permitan rearticular una sociedad actualmente atomizada.
La necesidad de reconstituir una identidad nacional
en nuestra patria sustentada en la diversidad socio - cultural que la
caracteriza, resulta entonces tan indispensable para reiniciar un proceso de
crecimiento, como la alteración de las actuales condiciones sobre las que se
sustenta el sistema económico.
En ese orden de ideas, si comprendemos a los
procesos de cambio social como fenómenos contínuos de inter - retro relaciones
complejas entre sus componentes, sólo a través de la articulación entre un
nuevo orden económico y el nuevo orden simbólico podrá darse lugar a la
formación de una hegemonía alternativa.
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