miércoles, 2 de mayo de 2012

Malvinas, Penetración Cultural y Cipayismo Criollo - Introducción


Desde hace ya bastante tiempo que da vueltas en mi cabeza la idea de dejar unas líneas acerca de la publicación por parte de los 17 nuevos iluminados de la intelligentzia, de un documento que no por nuevo, aporta una visión diferente a la que históricamente han publicado los diferentes medios que trabajan en las sombras al servicio de los enemigos de la patria grande.

Para poder hacerlo, sentí necesario antes, hacer un repaso de la historia. Como toda la historia nacional sería inabarcable en este blog, traté de hacer foco, lo más brevemente que me fue posible, en la nefasta influencia que la penetración del imperio británico ha tenido en no pocos pensadores y plumas de nuestra patria.

Para comenzar, y a modo de introducción quiero recomendar la lectura del libro “La Otra Historia. El Revisionismo Nacional, Popular y Federalista” (Ed.Ariel 1ª Ed. Abril 2012) realizado por varios patriotas que además, son historiadores revisionistas, bajo la dirección de Pacho O’Donnell.

Uno de ellos es el Doctor Marcelo Gullo, quien en la página 27 cita un comentario de Hans Morgenthau que dice lo siguiente:
“El imperialismo cultural es la más sutil y, en caso de llegar a triunfar por sí sola, la más exitosa de las políticas imperialistas. No pretende la conquista de un territorio o el control de la vida económica, sino el control de las mentes de los hombres como herramienta  para la modificación de las relaciones de poder entre dos naciones.Si se pudiera imaginar la cultura y, más particularmente, la ideología política de un Estado A con todos sus objetivos imperialistas concretos en trance de conquistar las mentalidades de todos los ciudadanos que hacen la política de un Estado B, observaríamos que el primero de los Estados habría logrado una victoria más que completa y habría establecido su dominio sobre una base más sólida que la de cualquier conquistador militar o amo económico. El Estado A no necesitaría amenazar con la fuerza militar o usar presiones económicas para lograr sus fines. .Para ello, la subordinación del Estado B a su voluntad se habría producido por la persuasión de una cultura superior y por el mayor atractivo de su filosofía política”. 
MORGENTHAU, Hans, Política entre las naciones. La lucha por el poder y la paz, Buenos Aires, Grupo Editor Latinoamericano, 1986, p. 86.
(La cita de M.Gullo a dicho autor se puede encontrar en varios sitios dedicados al Pensamiento Nacional a lo largo de toda la web).

¿Cómo se entiende lo anterior? La historia argentina se encuentra surcada, desde la independencia, por la interferencia por parte de la pérfida Albión, que, luego de desistir en su intento por conquistarnos por las armas, decidió hacerlo a través de la economía y peor aún, de muchas mentes nacionales.

Así, primero obnubilaron a Rivadavia, lo mismo a su socio, Manuel José García, y a Carlos María de Alvear, que es el tristemente célebre emisor de las siguientes frases en los primeros días de 1815, es decir, poco antes de la declaración de nuestra independencia:

“"Estas provincias desean pertenecer a Gran Bretaña, recibir sus leyes, obedecer su gobierno y vivir bajo su influjo poderoso. Ellas se abandonan sin condición alguna a la generosidad y buena fe del pueblo inglés y yo estoy resuelto a sostener tan justa solicitud para librarlas de los males que las afligen.”
“Inglaterra no puede abandonar a su suerte a los habitantes del Río de la Plata en el acto mismo que se arrojan en sus brazos generosos...”

Obviamente, al tipo que tiene la más bella estatua de nuestra ciudad capital, alguna mente pérfida de esas que tergiversaron nuestra historia quiso hacer llamar el Libertador (de hecho, la avenida porteña que lleva tal nombre, intentaba recordarlo, pero debió quitarse su nombre porque no resistía el más mínimo análisis).

No hace falta volver a hacer hincapié en el hecho maldito siempre ocultado por nuestra historia oficial, la heroica gesta de Obligado, que motivó el desagravio con 21 cañonazos por parte de la flota británica a nuestra insignia azul y blanca.

¿Y por qué no nos han enseñado en la escuela que García vendió la Guerra con el Brasil, o que años antes Alvear se arrodilló ante la corona británica, y nos ocultaron Obligado? Pues porque de haberlo hecho, nos hubiéramos dado cuenta de que Inglaterra había logrado mover los hilos de nuestra política, y por consiguiente, de nuestra economía nacional.

Avanzando en el tiempo, aparece don Bartolomé Mitre, tal vez el mayor cipayo de nuestra historia, de quien ya he expuesto demasiado en otros tópicos. Habrá que decir que en 1870 fundó el diario La Nación, tribuna de la doctrina que le dictó su graciosa majestad, cuyos intereses siempre defendió por sobre los del pueblo de su patria (el diario… y Bartolo también).

Durante el Centenario, se nos hacía creer que éramos el “granero del mundo” y la sexta potencia mundial, cuando en realidad sólo éramos la “granja de los ingleses”. Como se podrá ver, todavía hay quienes añoran aquella época.
¿Habrá muchos entre los 40 millones de argentinos que lo hayan vivido, o incluso sus padres como para desearlo de tal forma? ¿o será una muestra más del imperialismo cultural citado al inicio de la nota?

Avanzando en el tiempo (la recorrida la hago a grandes rasgos como para no aburrir, pues en definitiva esta nota será la antesala de la idea que pretendo mostrar) aparece el “Estatuto legal del coloniaje” en 1933, con la firma del vergonzoso y antinacional pacto Roca-Runciman, donde la oligarquía prácticamente se arrodillaba frente al imperio británico... Literalmente. Si el propio vicepresidente de la Nación, don Julio A. Roca (h) decía orondo que: “Argentina es parte integrante del Imperio Británico”.
Si hasta da indignación y vergüenza el volver a leerlo…

Por suerte para nuestra patria, por aquellos años surgían don Arturo Jauretche, Raúl Scalabrini Ortiz y todo el grupo de FORJA, como también la corriente de lo que se denominó el revisionismo histórico.
Y más tarde lo hizo el General Perón, y tras él su pueblo un 17 de octubre, para juntos, cursar los que fueron hasta entonces los 10 años más felices de nuestra patria.

Todo ello fue posible por la fuerza de nuestro pueblo, pero también porque Inglaterra, luego de la Segunda Guerra Mundial, debió dedicarse a su reconstrucción y nos dejó de lado en parte (pues no se olvidó de retener los saldos favorables de nuestras exportaciones por caso).

La última aparición importante de la mano invisible de la pérfida albión en nuestra política fue la así llamada Revolución Libertadora, que vino a liberar a los intereses británicos en nuestro país (y a sus muchos defensores internos) de la influencia de la corriente nacionalista popular, democrática y participativa que representó el peronismo.

La guerra fría llevaría por otros caminos a los vendepatria vernáculos. El eje ya era otro. Y no habría lugar para terceras posiciones de momento.

A la Corona no le importó. El daño ya estaba hecho. La penetración cultural, a lo largo de los 100 años que iban desde Caseros hasta entonces, haría el resto del trabajo. A cada zonzo viejo que moría, le aparecía una zonza preñada, como decía Jauretche, y así, las consignas de la historia falsificada, se siguieron repitiendo año tras año, en especial, desde las instituciones que se suponía serias como la tribuna de doctrina, o la Academia Nacional de la Historia (sobre la que volveremos pronto).

Hasta que llegó Malvinas, y se hizo imposible ya reconciliar a la mentira histórica, con la realidad de 1982…
Pero las consecuencias de aquella contienda serán motivo de otra nota.

No hay comentarios:

Publicar un comentario